lunes, junio 29, 2009

Reyertas 44: ¿Anular o no anular? He ahí el dilema

Este próximo domingo 5 de julio ocurrirá una jornada electoral más en México. La peculiaridad que se ha manifestado en el actual proceso deja muy claras las posiciones que se van perfilando dentro de la lucha de clases. La reivindicación de la anulación del voto, como estrategia política, ha sido un fenómeno que ha revelado el verdadero rostro de los demócratas mexicanos. Es curioso que todos aquellos que tienen un interés electoral directo hayan denostado, con lujo de violencia verbal, a aquellos que promueven la anulación. Ni la extrema izquierda electoral ni la extrema derecha electoral tienen empacho en unir sus voces para llamar a los anulacionistas: enemigos de la democracia. De López Obrador a Martínez Cázares, pasando por toda la gama de personajes portadores de colores y emblemas partidarios, la consigna es la misma: anular a los anulacionistas. En ellos no es extraño que la intención de participar en los comicios sin elegir su mercancía, perdón: propuesta, política les resulta una ofensa inadmisible. A tal grado llega la soberbia de los militantes e intelectuales partidarios que homologan el abstencionismo con la anulación, no les pasa por un segundo que la diferencia entre ambos campos es el nivel de consciencia que se requiere para optar por una o por otra alternativa; simple y llanamente lo único que alcanzan a ver es que es gente que no opta por la política que ofrecen.

En cierto sentido, en México se ha arraigado el prejuicio de que la política ofrecida por todos los integrantes de los grupos políticos es igual de defectuosa, no es más que una mercancía chatarra. El problema es que ninguno de los partidos ha hecho cosas serias, las campañas publicitarias no bastan, para cambiar esa percepción que tiene la sociedad de ellos, por el contrario, se empeñan en profundizar la distancia social entre dirigentes partidistas y la sociedad. Ello sin duda que ha conducido a muchos mexicanos a pensar que los procesos electorales son una farsa y por tanto no vale la pena participar en ellos. No es casual que el abstencionismo venga incrementándose desde la instauración del Instituto Federal Electoral (IFE). Pero hay que decirlo con todas sus letras: el abstencionismo ha sido una respuesta visceral ante la situación. La llamo visceral porque a final de cuentas carece de mayor proceso de reflexión que, por tanto, es un alejamiento de los individuos de los asuntos que tienen que ver con la cosa pública. Recurrir al argumento fácil de: “todos son la misma porquería, por eso ni voy a votar” es desentenderse del compromiso que se tiene con la clase y con la sociedad; fomenta el individualismo enajenante.

Es cierto que la llamada democracia representativa, por sí misma, es estéril para conseguir los intereses del proletariado, pero el problema no es desecharla sino ampliar el concepto de democracia, llevándolo hacia la construcción de la dictadura del proletariado. Ojo, aquí hay que ser muy puntuales para no incurrir en las trampas ideológicas que hábilmente ha empleado el capitalismo para igualar dictadura del proletariado con totalitarismo, para lo cuál contó con la torpe complicidad del modelo soviético, cuyo pueblo y estructura política jamás fueron capaces de desarrollar verdaderos mecanismos de toma de decisiones que le permitiesen al proletariado, como clase social, ejercer realmente el poder sobre el Estado. Tanto en Rusia como en otras revoluciones socialistas del siglo XX se desarrollo acertadamente la consciencia revolucionaria entre la sociedad, pero antes de desarrollar una consciencia práctica sobre el papel central que debe jugar la democracia plena en la construcción de la sociedad socialista. A nosotros, los trabajadores del siglo XXI nos queda como tarea, a la par de fomentar la consciencia revolucionaria entre los trabajadores promover la práctica correcta de mecanismos democráticos. Pues no se deben cometer los mismos errores, provocados por el desconocimiento social de la democracia, en que cayeron el pueblo ruso al permitir el autoritarismo (disfrazado de culto a la personalidad) que comenzó a construirse (ustedes disculparan el atrevimiento, pero la realidad debe tratarse como tal aunque vaya en detrimento del buen nombre de los héroes) incluso desde la época de Lenin, por un lado. Por el otro, tampoco se debe caer en el extremo opuesto, como lo hicieron los revolucionarios alemanes del período entre guerras mundiales, que al construir la República Popular llevaron la concepción de la democracia a grados realmente absurdos; construyeron una ultrademocracia que, como no tocó las relaciones de propiedad siguió trabajando bajo los principios del capitalismo, generando a la primer crisis económica, el descontento de las masas y dejó el terreno preparado para el ascenso del nazismo.

Pero, volviendo al tema tras la larga digresión, la decisión de anular el voto implica mínimamente, al contrario de la abstención, primero la reflexión sobre la necesidad de participar en los procesos democratizadores; y segundo, un mínimo análisis, tal vez no completamente claro ni completamente consciente pero reflexionado a final de cuentas, en el cuál la conclusión crítica suele ser básicamente, e independientemente de los matices, la misma en todos los casos: “ninguna de las opciones me representa”. Sí los cuadros políticos no fuesen tan soberbios ya habrían captado el mensaje de que su mercancía no es aceptable, por más que sea la única disponible en el mercado.

Se dice también, de manera ligera por parte de los izquierdistas electorales, que no anular es “darle el voto a la (malévola) derecha”, que ella es la que gana cuando la gente no voto. Por principio de cuentas es incurrir en la misma igualación que se refirió arriba y que se demostró, no opera. Después hay que recordar que anular es una opción que tiene exactamente los mismos efectos, en términos estadísticos, que el votar por otro candidato, en efecto, no es un voto que vaya hacia la izquierda (como no lo irán los de la gente que decida votar por los partidos de esa tendencia) pero tampoco irá hacia la derecha. O visto en sentido inverso, suponiendo que un anulacionista se convenciese de los profundos argumentos democratizadores de los partidos que le exigen votar, nada garantiza que ese voto vaya, efectivamente hacia los denominados partidos de izquierda. Una vez más, el riesgo que asume alguien que ha decidido participar en la votación pero anulando su voto corre exactamente los mismos riesgos que el que decide votar por un candidato que pierda la elección.

Ahora bien, al anular el voto, al igual que el optar por cualquiera de los candidatos, es insuficiente como proceso de movilización para los trabajadores. El capitalismo restringe el uso de la democracia, lo que hace falta es que de la anulación se pase a la organización de la sociedad para obligar al capitalismo a ampliar los márgenes de la democracia. En una primera instancia las demandas tendrían que enfocarse en una verdadera reforma a la legislación electoral, no como la caricatura que aprobaron los legisladores en 2007 y que ni ellos respetan (mucho menos las televisoras). El Estado debe de dejar de mantener a los partidos y sus intereses particulares, el reconocimiento al derecho a la anulación del voto al asignarle repercusiones contra los partidos. En otro nivel, también esa organización democratizadora tendría que promover cambios que fortalezcan el parlamentarismo; centrándose antes que nada en tres aspectos, más importantes aún que la tan cacareada reelección: 1) los mecanismos para la revocación del mandato, 2) la disminución de los ingresos totales a que pueden hacerse acreedores los legisladores, teniendo cuidado de que tales disminuciones no las vayan a trasladar hacia los trabajadores del Congreso, y 3) establecimiento de mecanismos como el referéndum y la consulta popular para el caso de las reformas profundas, y no solamente a la Constitución sino también a leyes federales estratégicas.

Pero eso sí, todos los anulacionistas que decidan organizarse deben tener cuidado para no caer en las desmovilizadoras redes de los mercaderes de la política, es decir algunos intelectuales de medio pelo o primos de Felipillo I, que intentan sacar su cuota política por desactivar al movimiento.

Ahora bien, para aquellos que aún no deciden si participarán en las próximas elecciones, o que están simpatizando con la anulación pero no están completamente convencidos, sería importante que para decidirse se hiciesen unas cuantas preguntas: ¿Cómo se valora el futuro del país en los próximos tres años, siendo que los neoliberales necesitan que se aprueben varias reformas como la laboral? ¿Alguno de los programas de los partidos y/o sus candidatos han defendido los intereses de los trabajadores? ¿Vale la pena votar por el menos malo para que éste termine votando en contra de sus electores?

P.D. Solidaridad con la patria de Francisco Morazán, en esta ora negra para la democracia obrera en Latinoamérica. ¡Fuera el golpista Micheletti y sus mercenarios militares de Honduras! Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, junio 22, 2009

Reyertas 43: La amenaza (no) fantasma

Desde el 9 de febrero pasado, esta blog se ha ocupado de las implicaciones que tendría una reforma estructural neoliberal de la legislación sobre los derechos de los trabajadores. Han sido poco más de cuatro meses de insistir sobre el tema desde diversos aspectos. En un inicio analicé las condiciones económicas en las que se desarrolla el proceso de trabajo, tanto a escala mundial como nacional, en un segundo momento abordé desde una perspectiva histórica el contenido ideológico con el cuál se ha construido la legislación laboral en México, y finalmente (la parte que ha tomado más tiempo) se han ido analizando aspectos específicos de los contenidos que incluiría una reforma laboral neoliberal, tomando como punto de partida el documento Hacia una Reforma Laboral para la Productividad y la Previsión Social que el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el señor Javier Alarcón, presentó en el Foro organizado por el Senado: México ante la crisis: ¿Qué hacer para crecer?, que se realizó en febrero del presente año. El motivo de haberle dedicado tanto tiempo a este tema es que al observar las condiciones políticas, económicas y sociales que se vienen desarrollando en el país, sugieren que en los próximos tres años, los de la LXI legislatura los representantes del neoliberalismo tendrá condiciones favorables para promover su reforma laboral. En el plano social, el modelo de estructuración de los sindicatos (que no la existencia de sindicatos en sí) está agotado y podría entrar en una crisis en cualquier momento, dado que la falta de representatividad de las direcciones choca con la presión que ejerce el aumento de la explotación sobre los trabajadores, además de la que también proviene del desarrollo de los movimientos antineoliberales (en su mayoría integrada por trabajadores). En lo económico la crisis económica ha pasado ya a la fase de depresión, y no es cualquier clase de depresión sino una bastante profunda que está destruyendo gran parte del capital acumulado durante el ciclo económico anterior; lo cual se refleja y seguirá reflejando en la destrucción de las fuerzas productivas y menor utilización de la fuerza de trabajo (mayor desempleo, pues): el efecto será que esa gran porción de la sociedad que está desempleada o subempleada, tendrá que resolver el problema de su subsistencia, y conforme ésta se vaya más o menos resolviendo, muy posiblemente vendrá acompañada de una nueva oleada de movimientos sociales. En cuanto a lo político, la correlación de fuerzas que se está estructurando al interior del Congreso podría contar con un mínimo de fuerzas que permitan la reforma, es cierto que hay una encarnizada lucha entre el PAN y el PRI por ganar la mayor cantidad de escaños en la Cámara de Diputados y el que el poder esté dividido en grupos de poder distintos entorpece un poco el proceso de negociaciones legislarivas; pero el que ambos grupos políticos sean representantes a ultranza de los intereses del capital monopolista, garantiza que haya ese mínimo requerido para garantizar un acuerdo político para que se aprobase la reforma laboral neoliberal. En síntesis, el capitalismo tendrá condiciones para imponer su proyecto de modificaciones a la Ley Federal del Trabajo (LFT), pues la composición del Congreso muy probablemente le favorezca y la organización de los trabajadores está prácticamente fuera de combate. Pero cualquier movimiento que desee hacer la burguesía de libre mercado debe hacerlo pronto, y antes de que las fuerzas de los trabajadores logren rearticularse en la expresión de los movimientos sociales antineoliberales.

Por otro lado, cabe señalar que sí es necesaria, e incluso urgente, una reforma a la legislación laboral; y no solamente a la LFT sino que alcance hasta al artículo 123 de la Constitución. En la última década diversas expresiones de las izquierdas, tanto las partidarias como las no partidarias, han promovido propuestas para reformar la legislación laboral, pero el problema es que, pese a que muchas de ellas cuentan con el trabajo arduo de académicos muy respetados, falta desarrollar y homologar los principios que regirían una propuesta de reforma que se apegue realmente a las necesidades de los trabajadores.

Para cerrar esta serie de entregas, aunque el tema lo seguiré desarrollando en entregas posteriores y conforme a las condiciones que se presenten, presentó una propuesta de tres puntos en los cuáles se puede ir desarrollando una reforma obrera a la legislación laboral. No se pretende que estos principios sirvan para echar por la borda todo el trabajo ya avanzado, sino que son un intento por resarcir ese déficit de elementos que sirvan para organizar el trabajo ya realizado y el trabajo por realizar.

En un primer nivel es menester defender y reivindicar los derechos ya ganados, y por lo tanto plasmados en la legislación, por los trabajadores. El movimiento obrero mexicano históricamente fue, uno de los primeros en lograr reconocimiento oficial a sus demandas políticas, con la inclusión en la Constitución del artículo 123. No es posible permitir que cuestiones como el derecho a organizarse, la libertad de huelga, a un Contrato Colectivo que fije responsabilidades del capitalista ante los trabajadores por las condiciones de trabajo, el derecho al ocio reparador y al formativo, así como a la remuneración justa (incluyendo pensiones, jubilaciones y todas las prestaciones que remuneran al trabajador), los que persiguen equilibrar las diferencias entre hombres y mujeres y fomentan el desarrollo social de los trabajadores (sin que por ello se exponga su integridad o la de sus familias, como en el caso de las guarderías subrogadas). Este tipo de elementos no superan el ámbito de las demandas economicistas de los trabajadores, pero es indispensable tenerlas presentes dado que en la lucha ideológica los capitalistas han ido avanzando en presentarlas no como una justa retribución a la fuerza de trabajo, sino como un abuso de los holgazanes trabajadores que nada más están poniendo pretextos para vivir criminalmente de su trabajo, ¡qué inmoralidad!

En un segundo nivel habría que ubicar a las nuevas demandas de los trabajadores, es decir las que se derivan de las innovaciones que se han venido haciendo en el proceso laboral, y de las demandas históricas que aún no han sido conseguidas. Por un lado la reglamentación de las nuevas formas de contratación, sino es que incluso su proscripción, es urgente; sobre todo hay que pensar en modalidades como la subcontratación. Por el otro lado, las contradicciones entre el trabajo productivo e improductivo, y más específicamente el reproductivo. Muchos de los problemas que ocasionan las desigualdades en el mundo laboral, entre hombres y mujeres, derivan del escaso desarrollo de la legislación sobre el trabajo incluye para solucionar estos problemas.

Es cierto que estos dos niveles no hacen más que organizar las demandas inmediatas derivadas del proceso laboral, pero ello no les quita su carácter de necesidad. Tampoco son cosas fuera del alcance, por más que ahora se sienta demasiada dispersión en las organizaciones de los trabajadores, bien llevadas ideológicamente, estos dos niveles de demandas no solamente beneficiarían a la clase obrera mediante el mejoramiento de sus condiciones de vida, sino también a los estratos medios e incluso a los capitales de mercado interno, pues serían medidas que les ayudarían a desconcentrar y descentralizar el capital; con lo cuál se podría reducir el subconsumo al agilizarse los mecanismos de distribución social del ingreso.

En un tercer nivel habría que ubicar las reformas necesarias para la generación de nuevas formas organizativas de los trabajadores, considerando que algunas de dichas reformas tienen que expresarse jurídicamente, pero también hay otras que solamente pueden tener expresiones prácticas. En esta parte, lo central, el criterio orientador debe ser el de la construcción de la democracia obrera. Es válido e incluso responsabilidad de los trabajadores ejercer las formas de la democracia burguesa que se han establecido hasta ahora, finalmente al capital imperialista lo que le interesa es desactivarlas para centralizar el poder del Estado en las instancias autocráticas, pero los trabajadores no podemos quedarnos en el simple uso de esos mecanismos: son insuficientes para la construcción de una verdadera práctica de la dictadura del proletariado. En ningún sentido es suficiente la pantomima de transparencia con que los neoliberales quieren curarse en salud. En el sentido legal hace falta erradicar las prácticas de coerción del voto del trabajador, por eso es fundamental que se establezca como norma en los sindicatos el voto secreto, la revocación del mandato y la fiscalización amplia al final de cada gestión de la dirección sindical que devenga invariablemente en juicio de la base trabajadora sobre su dirigencia, de manera que queden sentadas las responsabilidades por el cumplimiento o incumplimiento de los compromisos con la organización.

Por otro lado, la transformación de los sindicatos actuales tiene que pasar por la concientización de los movimientos sociales de que también están integrados por obreros y su deber está en empujar a la democratización de los sindicatos. Es decir, la reconstrucción del sindicalismo tiene que venir tanto de dentro como de fuera de los sindicatos, pero siempre sólo por los trabajadores. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, junio 18, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 22:

El Fin

Análisis filosófico del significado de la vida

(Primera de dos partes)

Por: Sagandhimeo

INTRODUCCIÓN

Una de las preguntas más importantes de nuestra existencia es ¿Para qué existimos los seres humanos?, ¿Hay algún propósito o sencillamente somos producto de un mero azar? En esta obra se analizan tales interrogantes contemplando nuestra constitución biótica, psicológica y social, así como nuestro desarrollo cultural en la religión, el arte, la filosofía, la ciencia y la práctica social.

1. Sentido biológico.

Durante miles de millones de años no hubo vida en el universo, pues las estrellas primitivas no poseían la complejidad suficiente para producir estructuras orgánicas. Con los residuos de las primeras estrellas se formaron las de segunda generación, donde se incluye nuestro sol (Motz). Tales estrellas poseen elementos como el hidrógeno, el carbono, el oxígeno y el nitrógeno, los cuales propiciaron la vida en la tierra.

El universo tiende a la entropía, es decir, al equilibrio térmico, lo cual significa que la vida es una excepción y no la norma. En otras palabras, en la mayor parte del universo no hay vida pues la energía tiende a distribuirse uniformemente y no a concentrarse en unidades como los seres vivos. Sin embargo, cuando por azar se concentran ciertos elementos y determinadas fuerzas como la electromagnética, es posible que las moléculas se combinen de tal modo que generen estructuras complejas. Algunas de tales estructuras fueron capaces de dividirse para generar copias de sí mismas (Sagan), así es como surgió la vida en nuestro planeta.

En sentido netamente biológico ningún ser vivo posee un propósito determinado, es decir, ninguno está hecho para algo, pues hemos sido generados por azar, aunque no solamente por eso, pues para que la vida haya surgido y se haya mantenido hasta nuestros días requirió de ciertas regularidades naturales, las cuales evidencian que desde su inicio el universo poseía el potencial de la vida, mas no el propósito de la vida, pues esta sería una afirmación antropomórfica y no objetiva.

Todos los organismos buscan seguir existiendo, para ello tienen que luchar contra la entropía del medio ambiente y competir con otros seres vivos por la supervivencia. Pero no todo es lucha, también han encontrado cómo cooperar e incluso convivir con otros seres vivos, en la medida de lo posible.

Tal competencia puede alcanzar extremos que calificaríamos de inhumanos, por ejemplo, existen plantas que son propensas a incendiarse y que poseen semillas resistentes al fuego, de modo que cuando se prenden aceleran la incineración de sí mismas y de los organismos contiguos, dejando el campo libre para sus semillas. Esto también evidencia que en cierto sentido no fue el ser humano el primero en aprovechar el fuego para su supervivencia (Sagan).

Los primeros organismos se reproducían por división celular, de modo que eran inmortales, pues en vez de perecer se partían en dos. Pero este tipo de reproducción suele ser inconveniente, pues disminuye las mutaciones y por ende tiende al estancamiento. En un ambiente donde la competencia por la supervivencia es intensa, sobrevivirá aquella especie que sea capaz de mutar más rápidamente. De este modo surgió la reproducción sexual, la cual viene acompañada de la muerte, pues al producir un organismo nuevo en vez de partirse en dos: la especie deja de necesitar a los padres y su vida sólo dura lo necesario para que sus crías se basten a sí mismas (Los humanos vivimos un poco más, pero esto es gracias a los avances médicos, hay que recordar que en la prehistoria la esperanza de vida rondaba en los 40 años).

Es decir, como las especies tienden a adaptarse lo más rápido posible no necesitan que un solo organismo viva indefinidamente y provocan que en cierto tiempo sus células dejen de regenerarse, propiciando envejecimiento, enfermedades y la muerte.

Esta lucha por la supervivencia es muy activa, tanto que las mutaciones pueden acontecer de una generación a otra. Cazador y presa evolucionan rápidamente por su constante interacción y esto les da ventaja sobre especies aisladas. Por ejemplo, cuando un virus viaja de un continente a otro tiende a atacar masivamente a la población, cosa que no sucede con la población de donde viene, pues tales organismos ya han generado defensas para tratar de combatir la epidemia durante muchas generaciones. Otro ejemplo, las espinas en las plantas, el veneno que producen o el mal sabor son defensas contra los herbívoros, los cuales también producen resistencia. El hecho de que la mayoría de los mexicanos coman chile muestra tal evolución.

En síntesis, la vida no surgió por mero azar, pero tampoco obedece a ningún propósito, sino que el universo posee el potencial suficiente para generar vida, la cual busca sobrevivir y trascender mediante una lucha y cooperación constante con el medio y entre los mismos seres vivos. Simpson explica que la evolución no es azarosa ni teleológica, en tanto que la divergencia entre las especies evidencia que no se dirigen a ningún punto determinado y la convergencia entre sus características (como la similitud entre el ala de una mariposa y de un pájaro) muestra que no es mero azar, sino que cada especie busca (aunque no de modo intencional como el humano) su supervivencia y su desarrollo con un sentido o dirección, lo cual no excluye la posibilidad de que algunos organismos se planteen propósitos, como veremos en adelante.

2. Significado pasional.

Hemos visto que la vida en general posee un “sentido”, pero si en vez de seguir llanamente una dirección buscamos autodeterminarnos, es decir, hacer que nuestras acciones se encaminen a un fin específico, logramos darle “significado” a la vida. En adelante se examinarán los posibles significados que pueden conducirnos.

El desarrollo de la psique humana logró superar la mera función biológica de los demás seres vivos y nos brindó la capacidad de razonar, lo cual implica que podemos proponernos objetivos y no meramente obedecer a nuestros instintos. Pero tales instintos no desaparecieron, sino que se transformaron en pasiones. Es decir, nuestra necesidad de supervivencia individual adquirió nuevas formas, las cuales veremos a continuación.

La ausencia de un objetivo predeterminado en nuestras vidas propicia que tengamos que buscarlo por nosotros mismos, o simplemente alimentarnos y reproducirnos como animales. Este problema ha generado que busquemos modelos a seguir, como la idea de éxito, la cual deriva directamente del mismo elemento que contribuyó al desarrollo de nuestra razón: la capacidad de resolver problemas. En otras palabras, aquél que logre resolver de mejor forma sus problemas ante la vida será aquél que obtenga mayor éxito.

El problema radica en que no poseemos un parámetro para determinar cuáles problemas son primordiales y hasta qué punto su resolución alcanza el éxito. Por ejemplo, uno de los más atractivos objetivos para considerar a una persona exitosa es la riqueza material, y la propiedad privada. Es decir, nuestra capacidad para resolver problemas de supervivencia, tales como la vivienda, la alimentación y la salud, puede garantizarse con un exceso de recursos materiales. Pero esto sólo satisface nuestras funciones biológicas, por lo que tal riqueza no nos brinda un significado de la vida, sólo su mantenimiento.

Otro objetivo que suele buscarse es el placer en cualquier de sus formas, como el sexo, las drogas, el amor e incluso la maternidad y la paternidad. Es decir, si no hallamos el significado de la vida, al menos podemos disfrutarla al máximo antes de morir, de este modo algunas personas enfocan su existencia en tales placeres, pues no podemos negar que hasta la maternidad y la paternidad son unos de los más grandes placeres que pueda experimentar el ser humano.

Además la paternidad suele constituirse como la búsqueda de trascendencia, para sentir que dejamos algo de nosotros mismos antes de morir. Inclusive la búsqueda de fama y reconocimientos obedece a esta búsqueda por inmortalizarnos. Pero tales trascendencias son meramente biológicas o ególatras según el caso, por lo que no brindan un significado a la vida humana.

Todas estas actividades derivan de una base biológica, aunque su complejidad sea mayormente psicológica, en tanto que el organismo nos brinda placer sexual para impulsar la reproducción, las drogas surten un efecto extremo del placer que nos producen nuestras propias hormonas y el amor fue generado para impulsar la supervivencia colectiva (véase mi obra EL GÉNERO). Pero tales objetivos sólo nos brindan una plenitud pasajera y meramente biopsicológica, de ningún modo nos otorgan un significado en la vida.

Por la misma línea, la legendaria piedra filosofal ofrecía riqueza (al convertir los metales en oro) y juventud eterna (como la fuente de la juventud), lo cual es paradójico, pues la filosofía busca el significado de la vida y la piedra que lleva su nombre brindaría exactamente lo opuesto: aquellos placeres carentes de significado, ya que brinda una pasión psicológica (la riqueza) y una función biológica (la longevidad). En tanto que la mera sucesión de la vida (vivir por vivir) no significa nada por sí misma, provocando una trascendencia meramente cuantitativa, lo que requerimos es forjarnos objetivos sustanciales, como veremos más adelante.

En síntesis, mediante el desarrollo de la conciencia y el raciocinio logramos superar la mera funcionalidad biológica, esto generó la posibilidad de forjarnos objetivos de vida, pero si tales objetivos son meramente pasionales no obtendremos un significado plenamente humano, sino una mera desviación de nuestra animalidad, por lo que habrá que buscar dicho significado en otro ámbito.

3. Significado religioso.

El hecho de que podamos proponernos objetivos en la vida implica (1) la posibilidad de que la existencia misma tenga un objetivo en general; además, (2) las pasiones en exceso pueden ser perjudiciales y (3) el sufrimiento y la muerte son más duros en el humano que en otros seres vivos en tanto somos más conscientes de ellos. Estos tres factores propiciaron el surgimiento de las religiones, pues la mayoría de ellas se relacionan con dichos elementos.

En ese sentido, la mayoría de las religiones nos ofrecen un significado de la vida que supera la mera función biológica o el mero goce pasional, ya que su sentido es sobrenatural. El problema radica en que no se busca el sentido de esta vida en sí misma, sino mediante la suposición de que la existencia reside en otra vida, con la posibilidad de que esta otra también radique en otra más y así al infinito. ¿No será mejor concretarse en buscar el significado en esta vida?

La religión también ofrece un freno a las pasiones desmedidas (comúnmente llamadas pecados) y brinda consuelo al sufrimiento (el cual es necesario para la supervivencia, pues nos avisa del daño o peligro). De este modo, las funciones biológicas se transformaron en pasiones psicológicas y éstas a su vez se combatieron mediante la pasión religiosa, pues debido a que las religiones tienden a la imposición de dogmas, su seguimiento sólo puede realizarse pasivamente. El problema consiste en que tal sumisión puede engendrar diversos problemas: la represión, la hipocresía o la enajenación.

La represión surge cuando las instituciones religiosas son tan opresivas que los fieles reprimen sus pasiones, ya que éstas derivan de funciones biológicas y no pueden extirparse de la constitución humana. Esto provoca por ejemplo, que las expresiones religiosas sean a menudo eróticas (como en El Cantar de los Cantares). La hipocresía consiste en una represión a la que no le basta manifestarse indirectamente y provoca (por ejemplo) la pedofilia en los sacerdotes, pues no todo hombre es capaz de abstenerse sexualmente, esto no justifica el crimen de pederastia, sólo intenta explicarlo. Por último, si nuestras pasiones no se subliman en la expresión religiosa, ni se liberan en la hipocresía, provocarán que nos sintamos ajenos a nuestro organismo, repudiándolo como algo ajeno y sufriendo trastornos psicológicos.

Por otra parte, nuestro instinto de supervivencia se transformó en miedo a la muerte y ésta derivó en creencia en la inmortalidad. De este modo, las religiones ofrecen una salida a tal temor mediante la extensión indefinida de la existencia y una trascendencia sobrenatural.

Pero la inmortalidad no resuelve el significado de la vida, lo único que hace es alargarla. Peor aun, puede restarle significado, pues al durar mucho valoramos menos cada momento. Por eso los griegos preferían ser mortales y disfrutar de la vida que obtener la inmortalidad de los dioses y aburrirse por toda la eternidad, pues la levedad de la existencia es la que le brinda intensidad.

Asimismo, el nirvana sufre de deficiencias similares, si para evitar el sufrimiento evitamos el placer, lo mismo da que no existamos, pues no estamos experimentando la vida. Y en el caso del Cielo, una dicha eterna sin sufrimiento pierde todo su sentido, pues sin riesgos toda emoción se anula (basta imaginar un juego de azar donde siempre se gana).

En la actualidad la religión ha perdido fuerza, aun así existen personas que han hallado otra forma de enfocar su pasión religiosa: el fanatismo deportivo y musical, entre otros. Toda persona que se obsesione con algún personaje que admire, al grado de basar su felicidad en la entrega que siente sobre tal persona (o imaginario), estará apasionada religiosamente sin tener religión, tal ejercicio podrá brindarle cierto sentido a su vida, pero de ningún modo un significado pleno, pues seguirá derivando su dicha de una pasión enajenada.

En síntesis, lo rescatable de la religión consiste en que intenta brindarnos un significado de la vida, pero como el sentido que propone consiste en una evasión a esta vida, no nos otorgará un significado en sentido estricto, sino en función de agentes externos, por lo que seguiremos con nuestra búsqueda.

4. Significado Artístico.

Las pasiones psicológicas resaltan nuestra naturaleza animal y las pasiones religiosas nos alejan de este mundo, pero el arte nos acerca a la realidad y esto lo logra en razón de que tanto el artista como el espectador requieren partir de la realidad para imaginar y crear sus obras, esto sucede en tanto el ser humano posee capacidad inventiva y esto no es otra cosa que su libertad.

En otras palabras, el arte evidencia que el humano es libre, donde la libertad no consiste en una mera arbitrariedad ni tampoco en un mero determinismo, es decir, “…la inseguridad basada en la ignorancia, que elige al parecer, caprichosamente entre un cúmulo de posibilidades distintas y contradictorias, demuestra precisamente de ese modo su falta de libertad, demuestra que se halla dominada por el objeto al que debiera dominar. La libertad consiste, pues, en el dominio de nosotros mismos y de la naturaleza exterior, basado en la conciencia de las necesidades naturales”, tal como explica Engels.

Dicho de otro modo, para que el arte se realice plenamente, tenemos que ser capaces de dominar la naturaleza exterior (como los materiales) y la naturaleza interior (como las pasiones), pues una obra de arte es aquella que logra efectuarse mediante la libre autoderminación y sólo así podrá crear y no meramente copiar.

En consecuencia no se trata de reprimir nuestra animalidad como suele hacer la religión, sino en dominar nuestras pasiones y sólo es posible asimilándolas. Al reprimirlas estamos dejando de vivir y al dominarlas estamos viviendo en libertad. (Continuará…)

lunes, junio 15, 2009

Reyertas 42: Trabajo inseguro, III

En la entrega anterior, Reyertas 41, el análisis sobre los asuntos de seguridad social que se incluyen en el documento de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), Hacia una Reforma Laboral para la Productividad y la Previsión Social, se quedó en las consideraciones sobre la capacitación para el trabajo. Señalé que la directriz de los reformistas neoliberales es canjear la transferencia de conocimiento del proceso productivo por orientaciones técnico-ideológicas para incrementar la explotación de la fuerza de trabajo, encubierta con el nombre de productividad. Me faltó agregar que además de relegar la capacitación como elemento para elevar la calidad de vida de los trabajadores, también se dan pasos para legalizar el desentendimiento del Estado de su obligación de garantizar la gratuidad de este derecho de los trabajadores. En el documento se pretende suprimir del Servicio Nacional de Empleo, Capacitación y Adiestramiento, justamente la parte de “Capacitación y Adiestramiento”. En la legislación vigente la fracción III del artículo 537 establece como función directa de dicha secretaría la de “ordenar, promover y supervisar la capacitación y el adiestramiento de los trabajadores”. En cambio, la redacción propuesta en el documento citado; nada más intercalando la frase: “supervisar políticas, técnicas, estrategias y programas dirigidos a…”, se le quita la responsabilidad al Servicio Nacional de Empleo, Capacitación y Adiestramiento para garantizar la formación de los trabajadores.

Sobre la situación de la vivienda para los trabajadores, no se toca en lo más mínimo el marco jurídico que ha anquilosado el funcionamiento de las instituciones encargadas de proveer de vivienda digna a los trabajadores. Así la estructura financiera que han impuesto los gobiernos neoliberales al Instituto Nacional de Vivienda de los Trabajadores (Infonavit) y al Fondo de la Vivienda del ISSSTE (FOVISSSTE) ha desarticulada la posibilidad para que muchos trabajadores tuviesen una vivienda que pudiese serles útil para un desarrollo pleno. En los últimos años los esquemas de financiamiento implementados han privilegiado a unos cuantas compañías constructoras. En efecto, hasta antes de la crisis económica actual (que llegó de afuera, PAN dixit) estallase, hubo un auge de la industria de la construcción, sobre todo en el rubro de vivienda de interés social. Sin embargo, las pocas constructoras que se beneficiaban con los contratos para la edificación mantenían ese mercado en condiciones monopolistas. Esas circunstancias propiciaron que una gran cantidad de viviendas de interés social no cumpliesen con las características mínimas para ser habitadas por seres humanos. Edificios que se construyeron en zonas de alto riesgo, como riberas de los ríos (véase la inundación de Villahermosa en 2007), fallas sísmicas, laderas de cerros, antiguas minas; con materiales de baja calidad o medidas subhumanas que pueden alcanzar los 20 m2.

Pero además de defraudar y colocar en riesgo la vida de millones de trabajadores con todo y sus familias), mientras se beneficia a unos cuantos capitalistas metidos a constructores, la crisis también se han multiplicado las historias de abusos financieros que colocan en riesgo el ingreso de los trabajadores; no hay día en que no se reporten exhortos para que se reestructuren deudas con el Infonavit o que las deudas hayan llegado a las agencias de cobranzas. Sin embargo, el manejo financiero resulta sano, según los reportes del gobierno neoliberal, gracias al abuso que la administración hace, en connivencia con el sindicato del Infonavit, contra los trabajadores. Además de introducirse criterios para aumentar la productividad del instituto en el Contrato Colectivo de Trabajo (lo cuál significa mayor explotación), éstos individualizan al trabajador y además ciñen los aumentos de salario a la evolución de la inflación general. De tal manera que a largo plazo, sin duda ocurrirá todo lo contrario de lo que predicó el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, durante la firma del CCT en febrero del 2008 (véase la nota del diario El siglo de Torreón).

Para colmo, el tamaño y la calidad de las viviendas mantienen como una constante el hacinamiento de los trabajadores, con todos los problemas que se derivan de la poca disponibilidad de espacio para una familia: agotamiento emocional de los integrantes, violencia intrafamiliar, hostigamiento moral y sexual e incremento de los accidentes domésticos. En síntesis, las condiciones impuestas por el modelo para garantizar la vivienda a los trabajadores no tienen otro efecto que el fomentar el incumplimiento recurrente de los derechos estipulados en el artículo 4° de la Constitución.

Respecto al descanso de los trabajadores, el documento de la STPS no toca ninguno de los artículos que componen el capítulo de la jornada laboral ni el de las vacaciones, pero sí hace importantes modificaciones en la redacción de la LFT vigente en el caso de los días de descanso. Al respecto, se pretende consolidar la reforma al artículo 74 de la LFT que desde 2006 eliminó, por la vía de los hechos, la conmemoración de fechas cívicas de la importancia del 5 de febrero, el 21 de marzo y el 20 de noviembre. En el documento de la STPS se abriría la posibilidad, reformando el citado artículo, de que las fechas cívicas restantes: 1° de enero, 1° de mayo, 16 de septiembre y 25 de diciembre no se suspendan labores en la fecha precisa sino que por medio de un “convenio” entre los trabajadores y el patrón se intercambien esos días de descanso por otros. Esto que en apariencia es algo superfluo en el sentido productivo, no lo es tanto en el sentido del desarrollo social. Justamente las fechas cívicas que se indican son las que socialmente se han fijado como momentos en que la cohesión social se fortalece, lo cuál además de servir para disminuir las tensiones laborales, le permite a los trabajadores convivir con gente cercana, e incluso con la que está un poco más alejada de la cotidianidad. El discurso hipócrita de los capitalistas que promulgan a los cuatro vientos la necesidad de fomentar los “valores morales” y se quejan de que la criminalidad es un efecto de la falta de cohesión social; son los primeros en promover los medios para que esa cohesión tienda a desaparecer. Antiguamente, en los albores del capitalismo, lo hacían mediante las jornadas extensas de trabajo que alcanzaban hasta las 16 horas. Actualmente, el capitalismo sigue engullendo en el proceso productivo a menores de 14 años, alterna los horarios de trabajo de manera que se dificulta la convivencia familiar, obliga a varios trabajadores a cumplir una doble jornada laboral, favorece la desmoralización de los trabajadores, y ahora, se pretende eliminar los momentos de que éstos pueden disponer para convivir con sus congéneres, es decir para socializar.

El otro artículo que se destrozaría, trayendo consigo graves resultados, es el artículo 75 de la LFT, cuya redacción vigente obliga a que se negocie la cantidad de trabajadores que deben presentarse a trabajar durante los días de descanso estipulados por la ley, pero independientemente de ello está la obligación patronal de pagarle al trabajador salario doble más el salario correspondiente al día de descanso. En la redacción vigente, las autoridades podrían intervenir en caso de no haber un acuerdo para la cantidad de trabajadores que se presentarían en el día de descanso. Sin embargo, en la redacción propuesta en el documento de la STPS tanto la cantidad de trabajadores como las cuestiones salariales extraordinarias estarían supeditadas al criterio de las autoridades laborales en caso de no haber un acuerdo entre las partes, lo cuál en los hechos es la confiscación de un derecho ganado por los trabajadores.

Independientemente de lo antes mencionado, el que no se toquen otros elementos importantes de los capítulos sobre jornada laboral, días de descanso y vacaciones, no hace más que continuar muchos de los problemas preexistentes, que se derivan del descanso de los trabajadores. Por ejemplo, los problemas de salud relacionados con el sobrepeso y la obesidad que padece la sociedad mexicana tienen, entre muchos de los factores que los ocasionan, que la legislación sobre la jornada laboral no brinda el marco para crear condiciones que le permitan a los trabajadores alimentarse adecuadamente. Más allá de que no se prevén mecanismos coercitivos que obliguen a los patrones a cumplir con los tiempos para descanso y alimentación de sus trabajadores, incluso en las pocas empresas en que se cumple con las disposiciones de la LFT difícilmente se le puede garantizar a cualquier trabajador su alimentación, pues no se prevé en la ley el tiempo que el trabajador y/o su familia requerirán invertir en trabajo reproductivo. Solamente unas cuantas empresas solventan ese problema por medio de comedores para sus empleados. En realidad la mayoría de quienes laboran terminan resolviendo el problema de su alimentación mediante el recurso de la comida chatarra.

En general para los capitalistas el tiempo que los trabajadores descansan es tiempo que no pueden explotar la fuerza de trabajo, con las pérdidas respectivas. Pero se olvida que el tiempo de descanso es el que permite a la fuerza de trabajo realizar las tareas de mantenimiento que le permiten seguir existiendo. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, junio 08, 2009

Reyertas 41: Trabajo inseguro, II

En la entrega anterior, Reyertas 40, señalé que la Seguridad Social en el trabajo puede dividirse en cuatro rubros: integridad del trabajador, capacitación para el trabajo, vivienda de los trabajadores y descanso. Sobre la primera, también expuse que en ella se contienen los elementos necesarios para preservar la salud y la vida poslaboral de los trabajadores: condiciones de seguridad e higiene, servicios de salud para el trabajador y su familia, condiciones para la maternidad así como el régimen de pensiones. Partiendo de esas consideraciones establecí que la primera condición indispensable para garantizar la seguridad de los trabajadores es la de obligar a los empresarios a cumplir con las condiciones de seguridad e higiene en el trabajo, principalmente con el mecanismo de la Inspección. Por desgracia, las conclusiones a que se puede llegar después de analizar los contenidos del documento de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Hacia una Reforma Laboral para la Productividad y la Previsión Social, no son muy prometedoras. La Inspección seguiría pesando más como elementos para los procesos judiciales en materia laboral que como herramienta correctiva, de prevención. Ello porque los inspectores tienen una autoridad muy acotada para obligar a los dueños de los medios de producción a cumplir con las condiciones y procesos de seguridad en el trabajo. Por otro lado, la visita de los inspectores, sigue siendo más un proceso administrativo que un proceso que compruebe realidades. Tampoco se colocan trabas reales a la posible complicidad entre el inspector y el empresario. Inclusive, en el documento de la STPS se reducen las sanciones hacia los empresarios en materia de inspección. Según la fracción V del artículo 994 de la LFT vigente, el simple hecho de impedir una inspección constituye un motivo para que el capitalista sea multado. En cambio, en el citado documento presentado por el Secretario Javier Lozano Alarcón la sanción solamente se aplicaría en caso de que el patrón “no observe en las instalaciones de sus establecimientos las normas de seguridad e higiene o las medidas que fijen las leyes para prevenir los riesgos de trabajo”. Para compensar, e inhibir la mala fe, esa eliminación de las sanciones por impedir la inspección se incrementarían las multas en 1,500%, medidas en salarios mínimos, a la que se harían acreedores los empresarios en caso de no cumplir con las condiciones de seguridad e higiene. La verdadera incógnita sería ¿qué patrón cumpliría con las disposiciones de ley en seguridad e higiene, cuando tiene la posibilidad de evitar que el inspector se percate de la situación? Sin duda que el señor Lozano y todos sus asesores confían en la buena fe de los empresarios porque la conocen de primera mano, finalmente ellos también son empresarios exitosos.

Sobre los servicios de salud que requieren los trabajadores, incluyendo a sus familiares cercanos, en el documento de la STPS no se toca nada fundamental. Esas más bien han sido ya desmanteladas de facto por el manejo que se ha hecho de los sistemas de salud han sido desastrosos. El asistencialismo que se promueve oficialmente deja en forma indirecta los servicios de salud en manos del libre mercado, mediante la promoción de los seguros, hospitales, farmacéuticas y demás estructuras privadas. El episodio de la alerta sanitaria exhibió, aunque Felipillo I el espurio sienta que salvó al planeta, las graves deficiencias que se han fomentado con el actual modelo de salud. Solamente en México la letalidad de la influenza alcanzó a más de 50 personas, algo que ni en el deteriorado sistema de salud estadounidense ocurrió pese a que tuvo una mayor cantidad de casos.

Respecto a la maternidad, el documento de la STPS tampoco establece cambios importantes, lo que constituye una deficiencia grave para los trabajadores mexicanos al mantenerse una de las fuentes que generan mayor desigualdad. Para comenzar, la ley sigue partiendo de la suposición de que el trabajo reproductivo circunscrito a la crianza de los hijos es obligación exclusiva de la madre, por eso es que la LFT vigente solamente reconoce el derecho a la maternidad en el Título Quinto: Trabajo de las mujeres (que incluye los artículos 164 al 172). Pero no toca en absoluto la urgencia de la sociedad por el reconocimiento y promoción de la obligación a la paternidad. La legislación mexicana concibe que el padre solamente tiene la obligación de aportar los recursos económicos para la manutención de sus hijos, pero no le obliga a participar en las tareas de crianza. El resultado real es que cómo las mujeres tienen “derechos por maternidad” que el patrón debe respetar, éste a final de cuentas con gran frecuencia opta por no contratar mujeres porque si se embarazan le salen más caras, o en su defecto por contratarlas con salarios más bajos por trabajo igual al de sus pares hombres, o contratarlas única y exclusivamente si no están embarazadas, y para ello suelen exigírseles, de manera ilegal, pruebas de embarazo negativas. Así, además de cumplir con una o dos jornadas laborales diarias, según la situación de cada trabajadora, también debe cumplir con otra jornada laboral en casa, igual de extenuante que las anteriores debido a las enormes lagunas legales que implica la falta de promoción de las obligaciones de la paternidad más allá de las aportaciones monetarias.

Para colmo, las reformas neoliberales que profundizan el carácter asistencialista de la política social no contribuyen en nada a resolver el problema. Los patrones no están realmente obligados a implementar guarderías para los hijos de sus trabajadores. Para solucionar esa deficiencia, la prolífica imaginación de los fanáticos del libre mercado ha ideado el fomentar que los particulares sean los que abran guarderías infantiles privadas a las que apoyan sin importar las condiciones objetivas en que se instalan éstas. El incendio ocurrido el viernes 5 de junio en una instancia infantil de Hermosillo, Sonora, que hasta el momento ha resultado en el fallecimiento de 43 menores, y se mantiene en riesgo la de otros 15, deja al descubierto las miserias que se derivaban de entregar ese tipo de tareas a la mano invisible del mercado. Pero claro, no se puede exigirle al Estado que cumpla con su función de proveer la infraestructura adecuada para garantizarle a los trabajadores el cuidado de sus hijos mientras aquéllos cumplen con su jornada laboral, porque no hay recursos suficientes. Y no hay recursos suficientes porque cobrarle impuestos de manera justa a los grandes capitales sería reducirles ganancias, lo cuál sería un pecado todavía más criminal que la exponer la vida de millones de trabajadores y su familia.

En cuanto al régimen de jubilaciones y pensiones, el documento de la STPS al que me estoy refiriendo no hace referencias importantes sobre este problema. Eso se debe a que las reformas estructurales neoliberales en este campo se han venido haciendo de forma paralela desde la década de los años 90, con la reforma al Seguro Social que introdujo las AFORES, hace un par de años se continuó esa tendencia con la reforma al ISSSTE y poco a poco en las paraestatales que aún existen se vienen haciendo promoviendo reformas con el mismo sentido: particularmente en la Comisión Federal de Electricidad y en Petróleos Mexicanos se llegó en 2008 a acuerdos entre la dirigencia sindical y el gobierno federal que harán posible esas reformas, y las presiones sobre Luz y Fuerza se mantienen constantes. Este tema también lo traté a inicios de noviembre del año pasado, véase Reyertas 11.

En cuanto a la capacitación para el trabajo, que según la fracción XV del artículo 132 de la LFT vigente es obligación de los patrones proporcionarla, el documento de la STPS también se coloca en la línea de hacer que ésta deje de ser un costo para el capitalista, y con ello sus ganancias se incrementen. Este rubro es, quizá el que más modificaciones tiene en el documento citado. Sin embargo, es muy claro que el truco empleado para aligerar este “gasto” que deben hacer los pobres empresarios explotados por esos despiadados trabajadores que exigen ser entrenados para cumplir con sus tareas, peor aún, pretenden que ese sea cubierto por el capitalista. ¿Acaso Slim, Servitje, Zambrano, Salinas Pliego o Azcárraga Jean tienen cara de alcancías a disposición de los obreros? Son empresarios que deben mantener un monopolio, así que no pueden andar pagando la formación de cada uno de sus empleados, que se eduquen por sí mismos, o en su defecto, como lo pretende el documento de la STPS a condición de que incrementen la productividad.

De hecho se propone un artículo 153-G que en lugar de referirse a la capacitación de los nuevos trabajadores define el concepto jurídico de productividad como: “el resultado cuantitativo y cualitativo de la producción de bienes y servicios, o ambos, en una empresa, rama o sector de la actividad económica en relación a los factores invertirlos para generarla…” En otras palabras, más mercancías producidas en menos tiempo con menor inversión: eso se parece mucho al concepto de explotación. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, junio 04, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 21:

El Hiperespacio

Análisis filosófico de la multidimensión

Por: Sagandhimeo

INTRODUCCIÓN

El avance de la astrofísica en los últimos años ha sido espectacular y es lamentable que la mayoría de los filósofos sigan enfrascados en problemas excesivamente abordados como la supuesta posmodernidad o que todavía duden del avance de la ciencia.

En esta obra se busca divulgar uno de los más asombrosos descubrimientos científicos: la curvatura del espacio-tiempo. También se busca reflexionar sobre la estructura física del universo, pues saber dónde vivimos es fundamental para entender quienes somos.

1. El espacio-tiempo

De manera intuitiva tendemos a creer que el espacio y el tiempo son recipientes. El espacio es llenado por los objetos y el tiempo por los sucesos. Esto conlleva a pensar que puede existir espacio y tiempo sin objetos, lo cual es contradictorio, pues podríamos atribuir un espacio al espacio y un espacio al espacio del espacio, y lo mismo con el tiempo. Por el contrario, Kant propuso que espacio y tiempo no existen en la realidad y que sólo son estructuras mentales que utilizamos para abordarla. Sin embargo, si bien es cierto que espacio y tiempo son en última instancia conceptos, también es cierto que poseen cierta realidad.

Para superar tal dilema tenemos al materialismo científico de Bunge, el cual sostiene que la realidad del espacio-tiempo radica en que son una propiedad de los objetos materiales, es decir, sólo hay objetos simultáneos (espacio) y sucesivos (tiempo). En otras palabras, el espacio-tiempo es el modo en que los objetos se mueven y conforme se desplazan van entretejiendo la red espaciotemporal.

Llamarle red al espacio-tiempo puede sonar extraño, pero esto se aclara cuando comprobamos su elasticidad. De manera cotidiana lo percibimos todo el tiempo con nuestro peso. La gravedad ocurre porque la masa de la tierra “jala” nuestra persona mediante el espacio que nos separa, esta atracción ocurre en razón de la ley de la gravitación universal descubierta por Newton. Esta misma regularidad provoca que la tierra sea atraída por el sol y que el sol sea atraído al centro de la galaxia. Esta ley es tan poderosa que absolutamente todos los objetos en el universo son atraídos por todos, pero a nivel cotidiano es una fuerza demasiado pequeña para percibirse, directamente sólo percibimos la gravedad de la tierra por nuestro peso.

La elasticidad del tiempo es sumamente interesante, pues en nuestro planeta su velocidad es constante, pero hay dos fenómenos que pueden acelerarlo o frenarlo: la velocidad y la propia gravedad. Por ejemplo,  un reloj que esté fuera de la tierra avanza más rápido que dentro de ella, pues en la estratosfera la fuerza gravitacional del globo terráqueo es menor que dentro de él.

Por otro lado, a la velocidad de la luz el tiempo pasa muy lentamente, por lo que si viajáramos en una nave por todo el universo a la velocidad de la luz, el tiempo dentro de nuestra nave sería de sólo 56 años, pero fuera de ella habrán transcurrido miles de millones de años (Sagan).

En otras palabras, debido a que el espacio-tiempo es una red que depende totalmente de los objetos materiales, dependiendo de cómo se muevan tales objetos es como se conformará la elasticidad de la red. A mayor masa (cantidad de materia) mayor gravedad y desaceleración.

2. Curvatura del espacio.

La red espacial hace posible que los objetos se atraigan en razón directa de su masa y en razón inversa del cuadrado de la distancia, tal como explica Newton. Tal atracción de objetos por la elasticidad del espacio suele denominarse “curvatura del espacio”, dicha expresión suele ser confusa, pues como vimos anteriormente, el espacio no es una cosa, sino una red entre objetos y si hablamos de que se curva parece una contradicción, lo que se explicará en adelante.

Dentro de la geometría euclidiana y en la vida cotidiana sabemos que dos líneas paralelas nunca se cruzan. Pero dentro de la geometría de Gauss pasa lo opuesto. Esto ocurre porque en esta geometría no partimos de una superficie plana, sino curva, es decir, si trazamos dos líneas paralelas sobre una esfera terminarán por cruzarse. Esto mismo también ocurre en nuestro universo, si trazamos dos líneas paralelas, al cabo de muchos años luz terminarán por juntarse, es decir nuestra red espacial es curva. Esto es complicado de explicar, pues si dos paralelas pueden unirse en una superficie (bidimensional), sucede porque tal superficie reposa sobre una esfera (tridimensional). Pero en nuestro universo tridimensional, tal esfera tendrá que ser cuatridimensional o hiperespacial, lo cual será explicado en lo siguiente.

3. Las dimensiones

Estamos habituados a vivir en tres dimensiones: ancho, largo y profundidad, pero podemos imaginar universos de diversas dimensiones, incluyendo la posibilidad de que existan.

El universo más simple sería aquél  que posea cero dimensiones, es decir, que no posea ni ancho, ni largo ni profundidad. En la novela “Planilandia” se ejemplifica tal universo como un punto. Ahora bien, por más pequeño que sea un universo compuesto por un punto, siempre podremos medir su longitud, área y volumen aunque sea infinitesimalmente (mínimamente).

El siguiente universo sería con una dimensión: el largo, es decir, una línea. El cual podría extenderse indefinidamente hacia atrás o hacia delante, para que fuera un universo cerrado habría que unir ambas puntas y para ello habrá que curvar la línea bidimensionalmente hasta formar un círculo o elipse. Además, por más delgada que sea la línea siempre podremos medir su ancho y volumen, aunque sea infinitesimalmente.

El universo que sigue tendría dos dimensiones: largo y ancho, es decir, un mundo plano donde se puede ir hacia delante, atrás, izquierda y derecha, pero no hacia arriba y abajo. Del mismo modo, podría ser un universo infinito como una lámina en constante expansión, o podría curvarse tridimensionalemente de modo que formemos una esfera o geoide. Además, por más plano que sea la lámina siempre podremos medir su volumen infinitesimalmente.

Luego vendría nuestro universo, el cual es tridimensional: largo, ancho y profundidad. Lo interesante es que nuestro espacio está curvado de modo que forma una figura cerrada. Lo difícil es imaginar esta curvatura cuatridimensional, ya que no poseemos experiencia de ella. Siguiendo la secuencia que llevamos, podemos afirmar que nuestra cuatridimensión es al menos infinitesimal.

Hagamos la analogía con el mundo plano, pues sólo por comparación es como podemos entender tal curvatura. Si llegáramos a un mundo plano (Sagan), podríamos por ejemplo tomar un objeto que esté dentro de un cuadrado y ponerlo fuera del cuadrado sin necesidad de abrirlo. Del mismo modo, mediante la cuarta dimensión sería posible sacarnos un riñón sin abrir nuestro cuerpo o desaparecer un objeto y aparecerlo en otro lado, pues no es que desaparezca, sino que usamos la profundidad de la cuarta dimensión para moverlo.

Geométricamente esto puede clarificarse más. Un punto tiene cero dimensiones, si añadimos muchos puntos formaremos una línea (de una dimensión), si añadimos muchas líneas formaremos un cuadrado (de dos dimensiones), si añadimos muchos cuadrados formaremos un cubo (de tres dimensiones), si añadimos muchos cubos formaremos un hipercubo de cuatro dimensiones, pues el prefijo “hiper” se ocupa para la profundidad que supera las tres dimensiones. Pero sólo podremos visualizar un simple cubo, pues los demás cubos que forman ese hipercubo habitarán en tridimensiones paralelas. Así como para el mundo plano sólo habrá un cuadrado y en las láminas paralelas estarán los otros cuadrados que completan el cubo.

Otra analogía está en nuestro planeta. Cuando se creía que la tierra era plana, se pensaba que podíamos llegar al fin del mundo, pero luego se descubrió que si viajamos sobre la superficie indefinidamente, llegaremos al punto de partida. Eso mismo pasa con el universo, pero con una dimensión más, no hay un límite tridimensional, pues para cualquier lado al que se vaya se regresará al mismo punto, sin olvidar que son distancias enormes. Para salir de nuestro planeta hay que ocupar la profundidad, es decir, no viajar sobre la superficie, sino hacia el espacio. Del mismo modo, para salir del universo hay que ocupar la hiperprofundidad, es decir, no viajar en lo largo, ancho y profundo, sino en el hiperespacio.

En tal sentido, nuestro universo está en expansión y forma la figura de un hiperglobo. Imaginemos estar parados sobre la superficie de un globo que se infla, en cualquier lugar que nos paremos creeremos que estamos en el centro, pues todos los objetos se alejan entre sí al mismo tiempo. Esto mismo pasa en el universo pero con una dimensión más. Todos los objetos se están alejando unos de otros al mismo tiempo, pues el universo se expande como un globo cuatridimensional. Ahora bien, Hawking sostiene que la forma del universo no es exactamente hiperesférica, sino con un ligero achatamiento, similar a la forma de la tierra. Como la tierra es una esfera achatada a la que llamamos geoide, el universo es una hiperesfera achatada a la que podemos llamar hipergeoide, siempre que no se malentienda como un regreso al geocentrismo. Esto ocurre en tanto que las mismas leyes que rigen la expansión del universo también rigen en la conformación de nuestro planeta.

Por otra parte, puede haber universos de más de cuatro dimensiones, la teoría M postula 26 dimensiones, la teoría de las cuerdas 10 y la de las supercuerdas 11. Pero imaginarlas es aun más difícil que la cuarta dimensión, pues si la cuarta se constituye por una sucesión de muchos mundos tridimensionales, la quinta contiene muchos mundos cuatridimensionales y así sucesivamente. Lo importante es que aunque no conozcamos tales dimensiones, nuestro universo es multidimensional al menos infinitesimalmente.

4. Viaje en el espacio y en el tiempo.

Hemos visto que el espacio-tiempo es una red elástica que puede acelerar el tiempo o atraer a los objetos, pero cabe la posibilidad de que se den saltos espaciotemporales.

En el caso del espacio, la gravedad provoca que el espacio se curve en cuatro dimensiones, de modo que la hipersuperficie que genera la expansión del universo no es la de una hiperesfera lisa, sino irregular (Hacyan). En otras palabras, así como el universo se expande agrandando una especie de hiperesfera, los cuerpos que la habitan distorsionan la superficie de tal esfera.

Cuando una estrella muere puede formar enanas blancas, pulsares (estrellas de neutrones) y hoyos negros (llamados así porque su gravedad es tan fuerte que ni la luz puede escapar), entre otros, dependiendo de la masa que posea. Estos fenómenos, al ser sumamente densos curvan el espacio radicalmente y se hunden en el interior del hiperglobo. Si dos hoyos negros logran unirse formarán un agujero de gusano, el cual conecta dos lugares del espacio. El problema es que viajar en uno de estos agujeros es posible sólo para las partículas subatómicas, pues la presión es tan intensa que toda estructura se rompería. Además la fuerza gravitacional y la velocidad sería tan fuerte que el tiempo se desaceleraría radicalmente, pasando millones de años para un observador fuera del agujero, mientras sólo unos segundos para el viajero dentro de él.

El viaje en el tiempo también posee dificultades. La hiperexpansión del universo es la que genera el tiempo. Se ha dicho que el tiempo es la cuarta dimensión, lo cual es parcialmente cierto, pues lo que ocurre es que el desplazamiento cuatridimensional del universo genera el tiempo, pero no son exactamente lo mismo.

En otras palabras, el tiempo se constituye como el salto continuo del universo tridimensional en un espacio cuatridimensional. En ese sentido, la materia sólo existe en el presente, pues avanza junto con el tiempo. Si lográramos viajar al pasado, es decir, al interior de la hiperesfera, nos toparíamos con la nada, es decir, donde no hay materia, espacio ni tiempo. Y si viajáramos hacia el exterior de la hiperesfera, es decir, hacia el futuro, tampoco encontraríamos nada y tendríamos que esperar hasta que el presente nos alcanzara para hallar algo. Sagan sugiere que si el universo dejara de expandirse y se contrajera, es posible que el tiempo se invirtiera, de modo que el tiempo transcurriría en reversa como en una película rebobinándose.

Creer que el pasado y el futuro se conservan y existen paralelamente al presente provoca caer en contradicciones, pues esto conllevaría viajes al pasado con paradojas como la del abuelo, en la que viajo al pasado y mato a mi abuelo, de modo que no habría nacido para viajar y matarlo. A su vez, si viajo al futuro podría saber lo que pasará y regresar al presente para modificarlo, con lo que habría varios futuros incompatibles. La única forma de salvar tales paradojas y mantener la creencia de la conservación del pasado y del futuro consiste en creer en universos paralelos.

Tales universos pueden existir, pero en sentido geométrico, es decir, puede haber más de un universo, sea este de cualquier número de dimensiones; pero es sumamente egocéntrico creer que en otros universos hay una copia de nosotros, pues si hay tantos universos como posibilidades: caeríamos en un determinismo absoluto, donde todo lo que pueda ocurrir en nuestro universo ya existe en otro universo. Por el contrario, como el pasado y el futuro no existen en acto, sino sólo como recuerdo y posibilidad respectivamente, el viaje hacia ellos es imposible, ya que la materia sólo existe en el presente.

5. Posibilidad del mundo sobrenatural.

El hiperespacio no es tan difícil de imaginar, las religiones siempre han intuido su existencia al postular la existencia del otro mundo, ya sea que lo llamen “más allá”, ultratumba, mundo astral o cielo. Por un lado no podemos afirmar que las religiones sean omniscientes y que por eso hayan descubierto la cuarta dimensión antes que la ciencia. Mas bien el ser humano tiene la suficiente inteligencia para deducir realidades paralelas y debido a su desarrollo histórico tendió a mistificar tal intuición.

Esto se clarifica en lo específico. Un ser cuatridimensional sería capaz de ver todo sin necesidad de estar presente y de manipular todo a su antojo, lo que lo haría un dios. Pero la cuarta dimensión no deja de ser física, por lo que si existen seres hiperespaciales, sólo serían sumamente poderosos, pero compuestos del mismo material que nosotros.

Por otra parte, se cree que poseemos un alma, la cual pertenece al mundo divino, pero el problema radica en que la historia natural nos muestra que nuestra conciencia se conformó durante miles de millones de años de evolución, la cual parte de seres unicelulares. En otras palabras, la generación de identidad, personalidad, sentimientos y pensamientos no son causados por una entidad ajena al cuerpo, sino que son el producto de la evolución de nuestra especie, a partir de especies menos complejas como las que nos rodean. En ningún momento fue necesario que un agente externo se metiera en nuestros cuerpos para darnos identidad, pues tal elemento fue desarrollándose en los animales (Engels).

Lo que sucede es que debido a nuestro instinto de supervivencia nos es difícil aceptar la muerte y esto ha hecho que mundialmente se crea en vida eterna, pero que creamos en algo no significa que ocurrirá. Y las pruebas de vida después de la muerte no son contundentes, pues las experiencias suelen ser trastornos mentales o autosugestión, según explica la psicología experimental (para mayor profundidad véase mi obra EL YO).

En pocas palabras, el hecho de que existan otras dimensiones o incluso otros planetas, no nos autoriza a atribuirle características humanas, pues la complejidad del universo multidimensional supera nuestro egocentrismo y antropomorfismo.

Conclusión

Mediante nuestro desarrollo intelectual los seres humanos logramos intuir la multidimensión y mediante el avance de la ciencia logramos representarlo matemáticamente y comprobarlo astrofísicamente. Esto nos ha permitido entender la forma hiperesférica del universo y la curvatura del espacio-tiempo.

Por tanto, la ciencia nos permite conocer las maravillas del universo y es lamentable que tantas personas se contenten con fantasías espirituales, tal como afirma Sagan. Además, requerimos de mucha imaginación y reflexión para comprender el hiperespacio, esto sugiere que la inmensidad del universo puede ser un material muy rico para el arte y para la filosofía.

Bibliografía

Abbott, Planilandia

Bunge, A la Caza de la Realidad.

Engels, El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre.

Einstein, La Relatividad.

Hacyan, Los Hoyos Negros y la Curvatura del Espacio-tiempo.

Hawking, La Teoría del Todo.

Kant, Crítica de la Razón Pura.

Motz, El Universo, su Principio y su Fin.

Newton, El Sistema del Mundo.

Sagan, Cosmos.

Sagan, La Conexión Cósmica.

lunes, junio 01, 2009

Reyertas 40: Trabajo inseguro, I

Pese a los esfuerzos desplegado por los gobierno neoliberales para presentar una imagen del Estado como incapaz para otorgar seguridad social y, por tanto, ésta debe quedar en manos del capital conforme a las condiciones imperantes en el mercado (porque solamente su bonhomía garantiza la eficiencia de la seguridad social a los trabajadores); queda claro que los mecanismos de seguridad social son una conquista histórica de los trabajadores. No solamente se trata de los artículos constitucionales que obligaron al Estado mexicano a construir una estructura de protección hacia la sociedad, sino de crear mecanismos para repartir el ingreso: evitando al capital monopolista. Pero, desde la década de los años setenta del siglo XX, la conversión de México en país petrolero sentó las bases, al contrario de lo que ha expuesto en diversos foros Pablo Yankelevich sobre el populismo, para finiquitar el modelo de protección social que se había aplicado. El descubrimiento del megayacimiento petrolero de Cantarell en la sonda de Campeche permitió al gobierno introducir reformas fiscales que han ido liberando a los grandes capitalistas de la obligación de pagar impuestos. El resultado fue la progresiva concentración del ingreso con la consecuente aparición del capital monopolista.

Gracias al creciente ingreso petrolero, se hizo a un lado la política fiscal de gravar con mayores tasas a las empresas con mayor capital y mejores ganancias. Si la legislación tributaria desarrollada durante el desarrollo estabilizador no cumplía al cien por ciento con el principio constitucional, porque habría implicado cerrar los caminos que muchos funcionaros públicos emplearon para convertirse en prominentes empresarios, tal como lo narró Carlos Fuentes en su Región más transparente. Paulatinamente se redujeron las tasas diferenciadas del Impuestos Sobre la Renta (ISR), extinguiendo el carácter progresivo del régimen fiscal, que ha causado que el gobierno de este país sea de los peores recaudadores del mundo. También se comenzó a perdonar a los grandes capitalistas las cuotas para el Seguro Social. Los bancos paraestatales financiaron a esos capitalistas para que adquiriesen más de 1,100 empresas paraestatales que los gobiernos neoliberales privatizaron con dinero del erario y sin que los grandes capitales tuviesen que desembolsar grandes cantidades (véase el caso de TV Azteca).

Creadas las condiciones para que el capital monopolista absorba las ganancias generadas, el gobierno todavía quedó con la obligación de pagarle réditos por préstamos para funcionar. Al final del enredo, por la vía del financiamiento se anularon las posibilidades del Estado para garantizar a los mexicanos la seguridad social. Sobre todo, el derecho de los trabajadores a las prestaciones por generar plusvalor.

Conforme las reformas estructurales en la economía se han ido desplegando, el capital monopolista en México se fortalece mediante la Inversión Extranjera (directa e indirecta). En lugar de emplearse ésta para desarrollar las fuerzas productivas en el país, no son más que cantidades monetarias que se utilizan para que el capital trasnacional se apropie de la producción interna sin exponerse realmente: las pérdidas son absorbidas tanto por los capitalistas nacionales como por el propio erario público. El resultado ha sido la erosión profunda de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Ya en la entrega de Reyertas 24 denunciábamos que hasta finales de 2008 poco menos de la tercera parte de los trabajadores tenía empleos dignos, es decir que contaban con un ingreso al menos igual al valor de la fuerza de trabajo, su trabajo era estable y contaban con seguridad social. En aquél momento eso equivalía, en números redondos, a unos 13 millones de trabajadores. Sin duda que la depresión (la fase más difícil del ciclo económico medio) que se está atravesando ya en el país ha agudizado el problema reduciendo la cantidad de trabajadores con condiciones dignas, en contraste con el incremento de la Población Económicamente Activa (PEA) y la población en edad de trabajar.

En este espacio se ha venido analizando desde febrero pasado el documento Hacia una Reforma Laboral para la Productividad y la Previsión Social que presentó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en el foro del Senado México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?. El elemento más llamativo y el primero que se percibe de dicho ejercicio es que la orientación que el gobierno de Felipillo I, el espurio, pretende darle a una reforma a la legislación laboral, sería la de profundizar los instrumentos legales que posibilitan la concentración del ingreso en manos de los capitalistas monopolistas. Ese objetivo se cumple mediante el empobrecimiento de los instrumentos que amplían la distribución de la riqueza, tal como lo es la seguridad social. Aunque sí es importante subrayar que en el caso de los mecanismos de seguridad social, que desde la perspectiva de estudio que he utilizado identificó éstos en cuatro rubros: integridad de los trabajadores (lo que incluye todos los aspectos de salud desde la prevención de accidentes hasta el cuidado médico de los familiares y los asuntos relacionados con las jubilaciones y pensiones), capacitación para el trabajo (puesto que el capitalista es el principal beneficiario de la mercancía fuerza de trabajo es indispensable que sea él quien corra con los gastos por entrenar y actualizar a los trabajadores), vivienda y esparcimiento; el documento de la STPS no es el arma principal de los capitalistas para profundizar su desmantelamiento. La desarticulación de la seguridad social se ha dado con mayor fuerza en las reformas que se han realizado a los institutos de salud, los regímenes jubilatorios y pensionarios (introducción de las AFORES), a los fondos para la vivienda (Infonavit y Fovissste), así como del entorpecimiento para que los trabajadores puedan ejercer su derecho a descansar el tiempo suficiente (tanto entre jornadas laborales como en los periodos vacacionales).

No obstante, también en la práctica se han presentado condiciones violatorias a la legislación laboral vigente que son solapadas por las autoridades encargadas de hacer cumplir la Ley Federal del Trabajo (LFT). Así, tenemos que las inspecciones a los centros de trabajo en lugar de ser una rutina son una rara excepción, los servicios médicos administrados por el gobierno han sido desmantelados para favorecer el negocio de los hospitales privados así como de las compañías farmacéuticas, a las mujeres se les niega el derecho al trabajo o se les paga una remuneración inferior por trabajo igual debido a que por su condición de mujeres con posibilidades de quedar embarazadas tienen mayores costos laborales (¡vaya con el premodernismo cavernario de nuestros buenos capitalistas posmodernos!), los patrones evaden pagar las cuotas del seguro social obligando a sus empleados a firmar contratos donde éstos declaran falsamente que ya tienen otro empleo donde tienen seguridad social, los contratos temporales impiden que los trabajadores acumulen semanas de cotización para su jubilación, la flexibilidad laboral evita que los empleados tengan horarios fijos, las temporadas vacacionales difícilmente son respetadas conforme a lo estipulado por la LFT.

Respecto a la integridad de los trabajadores, como consideración inicial de la seguridad social, ésta comienza desde el centro de trabajo mismo, manteniendo las condiciones laborales en un estado óptimo. Debido a las características de las actividades productivas no es posible evitar que ocurran accidentes de trabajo o que a largo plazo algunos trabajadores desarrollen determinadas enfermedades crónicas. Sin embargo, sí es posible reducir la cantidad de accidentes, así como la incidencia de los males asociados con cada trabajo. Pero para lograr eso es indispensable un funcionamiento correcto y fluido de la Inspección del Trabajo, elemento al cuál me referí en las entregas de Reyertas 30 y Reyertas 31. El problema fundamental se encuentra, como decía en marzo pasado, en que a pesar de darle un papel más activo a los Inspectores, la mayor capacidad de acción de éstos resulta en una simple ilusión. La trampa puede apreciarse en las fracciones V y VI del artículo 541. En la LFT vigente en las mencionadas fracciones se asienta como funciones de los Inspectores las de “Sugerir se corrijan las violaciones a las condiciones de trabajo” y “Sugerir que se eliminen los defectos comprobados en las instalaciones y métodos de trabajo cuando constituyan una violación de las normas de trabajo o un peligro para la seguridad o la salud de los trabajadores…”, respectivamente. Queda claro que a nivel de sugerencia los patrones no están obligados a corregir en lo más mínimo las condiciones anómalas de producción. En el documento de la STPS no se cambia una coma en el caso de la fracción V, lo que quiere decir que a la autoridad solamente le interesarían los casos graves. Pero, pese a que en la fracción VI sí se sustituye el verbo sugerir por el disponer, que implica mayor capacidad de decisión para los inspectores, aunque el detalle también está en que en el documento de la STPS también se divide en dos partes la fracción VI, en la segunda se faculta a los inspectores a ordenar que se adopten las medidas necesarias para solventar las situaciones de inminente riesgo, siempre y cuando la Inspección General de Inspección Federal de su venía. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!